lunes, 14 de mayo de 2012

Un solo adjetivo

Son las 18:15. Empezamos a comer. Así se podría resumir perfectamente una semana que se ha empeñado en definirse con un solo adjetivo. Pero no nos adelantemos. Empecemos por el "qué" y el "porqué" del asunto. El "qué" es playa con 12 futuros profesores durante 7 días, y "porqué" es porque nos dio la gana, y porque estamos de vacaciones. Sé que muchos os moriréis de envidia sana porque aún estáis liados con exámenes y esas mierdas, y lo siento. Ya os tocará, mucho ánimo!



Así que eso, hoy la entrada va para esas 12 personas que han compartido conmigo sus ganas de fiesta, sus miedos, sus formas de ser feliz... y sobre todo sus cuerdas vocales para cantar alto canciones absurdas y pegadizas, pero que unen muchísimo. Os diré solo que una de las letras decía literalmente "soy un niño, niño de verdad, aunque la tengo de madera maciza, floto en el agua del mar" Obviamente el mensaje tenía que ver con Pinocho. (#poesíamoderna). 

Y todo este puñado de letras mezcladas va solo para ellos porque estos 7 días han tenido de todo: excursiones a supermercados, vistas alucinantes, mar para desayunar, bancos con función de sofá, cocinas saturadas, altavoces extresados, guitarras a media tarde, cenas a la hora de desayunar, torreznos, chocolate negro, frases célebres ("os habéis dado cuenta de que somos la polla no?"), un tendedero al que le temblaron las piernas solo con vernos, sudaderas castigadas en la maleta, calamares al horno (lo sé, es una locura), chocolate blanco, "ElHéctor Latino", bailes improvisados en el salón, azoteas, ensalada en todas las comidas (nunca sobra), calzones voladores, camisetas desaparecidas, tortillas francesas muy hechas, sandía en estado líquido, pollos asados que consiguieron integrarse, columpios con efectos secundarios, chocolate blanco, pubs petados, fotos de comida, duchas frías, rosas, pulseras "entrelazadas", hamburguesas sanas, bobponjas falsos en toallas, chocolate blanco, sombras de serpientes hablando parsel (Hagen das), abrazos que ahogaron lágrimas, colacaos sin grumos, olas envolviendo a niños grandes, mensajes en servilletas, after-sun con olor a crista-sol, colchones inflables amenazados por uñas fugitivas, gafas de sol del color de la piel quemada, vasos fluorescentes, sol, mucho sol, el consum, el autobus de las 11 y 25, el Rey y Sofía, Mario Casas y el concurso de Antena 3, más chocolate blanco (a escondidas), sorpresas de última hora en una discoteca (lo siento Moi, estamos contigo), agua del grifo, retratos pintados en un globo, cereales caducados, canciones de despedida que nunca se despidieron, volley, medusas (no eran medusas, eran tetas de silicona), señoras que amenazan con mandarte a Girona barra Chirona, fútbol, placajes, mensajes de voz, masajes, arena hasta en las pestañas, Soldadito Marinero, Sweet Home Alabama, aplausos americanos, chocolate blanco, trueques de empanadillas por bacalao, gallos naciendo entre voces afónicas de tanto reír, y mil cosas más.


Y ahora en casa todo se hace raro sin ellos. Me da miedo que pase el tiempo la verdad, pero espero que el reloj corra hacia el instante en el que volveremos a fabricar momentos tan increíbles como los que hemos vivido estos 7 días. Sois la polla, y lo único que puedo hacer es daros las gracias por serlo, por lo bien que nos lo pasamos juntos, por las pocas ganas de hacerme mayor que tengo cuando estoy con vosotros, y por conseguir que la semana consiguiese su objetivo de definirse con un solo adjetivo: perfecta. 



Gracias.