miércoles, 20 de junio de 2012

Tiempo


Tenemos una manía bastante curiosa basada en encontrar barra buscar con ímpetu escusas para no dejar soltar una lágrima. Una lágrima que parecía decidida a lanzarse veloz por nuestras mejillas. Una lágrima que nació cuando nuestra comedia romántica se volvió drama, cuando todos nuestros planes de futuro se quedaron en ayer. Una de nuestras escusas favoritas se llama tiempo. Un tiempo que dicen, es amigo íntimo del olvido. Un tiempo que cambiará nuestras pocas ganas de seguir por nuevos caminos a caminar. Confiamos ciegamente en el tiempo. El tiempo nos hará entender que la perfección no puede encarnarse solamente en una persona, nos hará ver que al cielo se llega despegando, cogiendo velocidad, y subiendo poco a poco. O de golpe, a toda velocidad, como un cohete espacial. El tiempo nos ayudará. Siempre. A veces consiguiendo que nos demos cuenta de todo lo que pone en estas líneas. Otras, haciendo todo lo contrario. El tiempo también  puede hacer que nos demos cuenta de que si, que hay chicas más guapas, más inteligentes, más graciosas, más inocentes, con ojos más mágicos aún, con las piernas más bonitas, más perfectas. Pero aunque el tiempo intente engañarnos, si el calor fue calor de verdad, nos daremos cuenta definitivamente de que no queremos a una de esas chicas perfectas. Nos daremos cuenta de que nosotros la queremos a ella, porque en eso de hacernos felices, no hay quien la gane. 

Nota informativa: el recién leído texto no pretende causar especulaciones de ningún tipo, y su creación se debe única y exclusivamente a las reflexiones que provoca un día largo y ajetreado con una ducha fría posterior a tal ajetreamiento, palabra que no existe demasiado por cierto. Sed buenos. 

lunes, 4 de junio de 2012

Tengo


En los tiempos de mierda que vivimos en los que hasta una simple prima tiene riesgo de mandarlo todo a la mierda, lo que cada uno tiene parece ser su definición. Decía Fernando Alonso en un anuncio que "no es lo que tengo, es lo que soy", pero hoy en día la frasecita parece un poco irreal. Por ello, y para comprobar si todo lo que tengo es a la vez todo lo que soy, voy a hacer pública una lista formada por mis pequeñas y humildes propiedades. Dos puntos. Empiezo. 

Tengo un móvil táctil que no me gusta. Tengo una cartera de esas que parecen de adulto. Y unas llaves que no son de colores. Tengo una raqueta de tenis antigua, y un balón de baloncesto que nunca he botado. Tengo un cartel que dice "you are my hero". Una cabina de Londres en miniatura, y dos mini pesas que nunca uso. Tengo un Bart Simpson de peluche, y un despertador de los años 80. Una minicadena (lo de mini no lo entiendo) que acepta hasta 5 CDs a la vez. No tengo CDs. Tengo una carta de "amor" que no me atrevo a tirar. Y una bufanda de mi equipo, que no me da muchas alegrías. La bufanda no, el equipo. A veces tengo hipo. Tengo un diccionario de inglés de esos que por su tamaño deben tener hasta palabras inventadas, y una copa de las fiestas de mi pueblo. Tengo una guitarra que se desafina con mirarla, y 8 púas de los Beatles. Tengo tres hermanos disfrazados de amigos, y dos amigos disfrazados de hermanos. Tengo un balón del mundial que no ganamos. Y gafas de sol falsas. Tengo asco a Justin Bieber. Y una piña. Tengo cascos que se estropean demasiado pronto, y un sobre con las entradas de los conciertos en los que he saltado. Tengo 114 sueños por cumplir, y otros muchos ya cumplidos. Tengo dinero, pero poco. Y un reloj casio que aguanta hasta 50 metros de profundidad en el agua. Tengo un traje de neopreno. Nunca he bajado más de 2 metros buceando. Tengo colección de cicatrices. Unas gafas de 3D. Una almohada que se va ablandando con los años, y una colonia que huele que te cagas. Tengo unos zapatos y una corbata, por si algún día me da por madurar. Cómics de superhéroes, y cómics de Mortadelo y Filemón. Y una game boy color. Tengo sueño a partir de las 12 y hambre a partir de la 1. Un Mini (mini) sin motor, y un abono transportes que no me deja pasar de Fuenlabrada. Y un cajón de calcetines que se desordena solo. También tengo un cartoncito de Starbucks, porque a fin y al cabo Starbucks es cool. 

Una cerveza Duff vacía pero llena de recuerdos, y un marco que hice para el día del padre. Tengo una silla de esas de ruedas que da vueltas, y una alfombra debajo para que no se arañe el suelo. Una funda de móvil que no utilizo porque me tapa el móvil. Tengo que bajar bien la persiana antes de irme a dormir, y una Vespa como plan de futuro. Tengo twitter. Y un espacio en messenger algo abandonado. Tengo cuerdas vocales creativas, y una pelota de tenis firmada. Un tirachinas con la goma rota, y un timbal. No tengo ni idea de tocar el timbal. Tengo un café con hielo en verano, y con mucha leche en invierno. Un álbum de cromos sin terminar. Tengo esperanza, y nada de prisa, pero sobre todo sobre todo, tengo unas ganas poco racionales de verla. Y eso que aún no la conozco..

Vale, lo admito, el amigo Fernando tenía razón. No somos solo lo que tenemos. También somos todo lo que nos queda por tener. 

Portaos bien!