miércoles, 20 de junio de 2012

Tiempo


Tenemos una manía bastante curiosa basada en encontrar barra buscar con ímpetu escusas para no dejar soltar una lágrima. Una lágrima que parecía decidida a lanzarse veloz por nuestras mejillas. Una lágrima que nació cuando nuestra comedia romántica se volvió drama, cuando todos nuestros planes de futuro se quedaron en ayer. Una de nuestras escusas favoritas se llama tiempo. Un tiempo que dicen, es amigo íntimo del olvido. Un tiempo que cambiará nuestras pocas ganas de seguir por nuevos caminos a caminar. Confiamos ciegamente en el tiempo. El tiempo nos hará entender que la perfección no puede encarnarse solamente en una persona, nos hará ver que al cielo se llega despegando, cogiendo velocidad, y subiendo poco a poco. O de golpe, a toda velocidad, como un cohete espacial. El tiempo nos ayudará. Siempre. A veces consiguiendo que nos demos cuenta de todo lo que pone en estas líneas. Otras, haciendo todo lo contrario. El tiempo también  puede hacer que nos demos cuenta de que si, que hay chicas más guapas, más inteligentes, más graciosas, más inocentes, con ojos más mágicos aún, con las piernas más bonitas, más perfectas. Pero aunque el tiempo intente engañarnos, si el calor fue calor de verdad, nos daremos cuenta definitivamente de que no queremos a una de esas chicas perfectas. Nos daremos cuenta de que nosotros la queremos a ella, porque en eso de hacernos felices, no hay quien la gane. 

Nota informativa: el recién leído texto no pretende causar especulaciones de ningún tipo, y su creación se debe única y exclusivamente a las reflexiones que provoca un día largo y ajetreado con una ducha fría posterior a tal ajetreamiento, palabra que no existe demasiado por cierto. Sed buenos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario