domingo, 23 de diciembre de 2012

La montaña rusa

Todos hemos estado en la cola de la montaña rusa más alta del parque de atracciones. Y todos hemos tenido (si no hemos sido nosotros) un amigo que ha dicho que se iba, que le daba cosa montarse. Que para qué sufrir a 70 metros de altura pudiendo montarse mil veces en los coches de choque, que van rápido, pero sin despegarse del suelo. Y muchos de esos amigos que todos hemos tenido, después de atreverse a montar tras nuestras feroces insistencias, han acabado corriendo de vuelta a la cola para subir una y otra vez. ¿Explicación lógica para este proceso? Fácil, el miedo.


El sabor de estos chicles es efímero
Uno de las excusas más utilizadas por el miedo para hacer su puesta en escena es la novedad. Me explico. Lo nuevo nos da miedo. ¿Quieres probar este chicle de melón con curry? Si nos hacen esa pregunta siempre pensamos antes que puede saber mal que que puede saber bien. (NOTA: no intentar hacer chicle de melón con curry en casa, no tenéis ni idea de hacer chicle). Nos empeñamos en buscar definiciones de felicidad, y la identificamos con las cosas pequeñas muy a menudo. Pero no nos damos cuenta de que la felicidad es bastante más simple que cualquier definición que podamos encontrar. Eso sí, si alguien viene y amenaza nuestra felicidad compuesta a base de esquemas fijos construidos durante años, nos asustamos. Nuestros esquemas parecen bastante asentados... ¿por qué o por quién ibamos a romperlos así, de golpe y porrazo?

No penséis que os culpo por tener miedo, eh. Yo soy el primer cagao de todos. Pero os digo una cosa, tener miedo no es algo malo. Salvo que tengáis miedo a las croquetas, porque entonces sí es malo. Es imposible tener miedo a las croquetas, las croquetas están muy buenas. La croquetofobia es ridícula. Paréntesis gastronómico acabado. Os digo que tener miedo significa muchas cosas buenas. Significa que hay una oportunidad de cambiar algo, y que ese cambio puede ser a mejor. Tener miedo supone la posibilidad de intentar vencerlo: solo quien tiene miedo puede llegar a ser valiente. 

El sabor de la croqueta es eterno.
La cuestión es: ¿cómo o cuando sabemos que tenemos que arriesgarnos a vencer al miedo? Es difícil, pero como con casi todas las preguntas, existe una respuesta. Tener miedo a que algo salga mal, a que al dar el paso nos torzamos el tobillo, es lógico. Incluso puede llegar a ser bueno, porque nos lleva a pensar detenidamente. Y pensar de verdad no es algo que hagamos muy frecuentemente. Lo importante es que, al pensar, no solo lo hagamos con la cabeza. El pulso de cabeza y corazón no tiene por qué tener vencedor, pero si debe ser justo, en igualdad de condiciones. Lo único que debemos tener claro es que si el miedo puede impedir que seamos lo que queremos ser, en ese momento, hay que pasar a la acción. El pulso tenemos que ganarlo nosotros, siendo valientes. Que si, que curry y melón en la misma frase suenan fatal, pero que a lo mejor su mezcla sabe de puta madre. 

No quiero que hagáis barbaridades después de leer esto, haced lo que tengáis ganas de hacer, y eso no será ninguna locura. Sed valientes, atreveos a serlo. No se ha acabado el mundo (MAYAS CABRONES), pero no sabemos cuando se puede terminar la función. Y que en vuestra obra pasen las cosas que os asustan, porque esas son las que os llegarán a hacer felices de verdad. Está muy alto, y va muy deprisa, pero tenéis que atreveos a montar en la montaña rusa más alta del parque de atracciones. Yo he sido siempre el amigo ese que no quiere montar porque ,joder, da miedo, pero os lo juro: cuando por fin te atreves a subirte, ya no quieres bajarte nunca.


Feliz Navidad! Sed buenos!




martes, 4 de diciembre de 2012

Donde nacen las Mariposas


Yo no creía en las mariposas. Sí, esas mariposas de las que hablan los poetas, esas mariposas subterráneas que hacen de la piel su techo y jamás ven la luz más allá de nuestros estómagos. No tenía fe en ellas, las consideraba un invento comercial más de los guionistas de televisión. Sin embargo, un giro de 180 grados en el curso de los acontecimientos recientes, sumado a la historia que os voy a contar en la próximas líneas, me han llevado a elegir el pretérito imperfecto simple para darle forma a las primeras líneas de esta entrada. Las mariposas existen.

Mi teoría se basa, como os he dicho, en la lección que me han dado dos personajes que podréis conocer en breve, y en la experiencia que supone un dolor en el estómago cuando no estás malo, o un temblor generalizado cuando no tienes frío. 


Siguiendo un método bastante científico, la hipótesis (si le das un susto muy grande se queda en tesis, PERDÓN) principal de mi teoría será la existencia de una fábrica de mariposas dentro de cada uno de los 6000 millones y pico de personas que dicen que hay en la Tierra. Bueno, en Falete hablaríamos ya de una multinacional.. pero da igual. Lo importante es contaros la historia de ... cachis!, por la ley de protección de datos no puedo dar nombres, así que les llamaremos "Retratos" y "Tulesa". 

Una buena manera de quitar el hipo
Retratos y Tulesa decidieron enseñarme cómo la fábrica de las mariposas funciona de una manera diferente en cada persona. Cómo algunas de ellas siempre están a pleno rendimiento, incluso cuando una temporada de alta producción se acaba, y cómo otras permanecen cerradas hasta el momento menos esperado, en el que alguien llega, da la luz, y pone las mariposas a volar. Es imposible escribir un manual de funcionamiento de las fábricas de mariposas, cada una tiene sus propias leyes no escritas. Mis mariposas, por ejemplo, siempre han sido bastante perezosas. 

Siguiendo con mi hipótesis, Retratos y Tulesa empezaron por enseñarme como el "cuando" del comienzo de la producción es imprevisible. Cuando las primeras mariposas empezaban a revolotear en la fábrica de Retratos, las de Tulesa parecían entretenidas con otros cometidos. Era solo el principio. Nada que merece la pena ocurre fácil, ni rápido.

Después, Retratos y Tulesa comenzaron, quizá sin darse cuenta, a dejar que sus sonrisas sonriesen más cuando estaban una delante de la otra. Poco a poco, sus fábricas se iban sincronizando. Aprendieron que la vida se aprende viviendo. 

Pero yo seguía haciéndome preguntas: ¿Qué tiene que pasar para que las fábricas de dos personas pasen de repente a tener el mismo funcionamiento?, ¿Dónde hay que ir para confirmarlo? ¿Y cómo? Poco después aprendí que todas esas preguntas no se responden con palabras, pero sí con miradas. Y las de Tulesa y Retratos no paraban de decirse cosas, casi se les podía oír. Solo era cuestión de tiempo. 

Y el tiempo pasó, y llegó el día en el que, cuando las miradas empezaban a quedarse sin voz de tanto gritarse, las fábricas de mariposas de Retratos y Tulesa se hicieron una sola. Y en ese momento lo entendí todo: las mariposas sí existen, y quizá por eso ese puñetazo inexplicable en el estómago en el momento más inesperado. Alguien debe de haber dado la luz.

Tulesa y Retratos, por su parte, habían elegido hace mucho tiempo dónde querían ir. Sin embargo, a lo mejor porque aún no lo sabían, o quizá porque eligieron caminos diferentes para llegar, tardaron mucho en alcanzar el que es, probablemente, el mejor sitio del mundo: el lugar donde nacen las mariposas. 

Cuídala mucho tronco, es lo mejor que has tenido nunca. 

Sed buenos!

"You were made to go out and get her" (Hey Jude- The Beatles) 



viernes, 16 de noviembre de 2012

Ciento Setenta y Cinco


"De cuando éramos grandes y no sirvió para nada". Que una frase de una canción de Vetusta Morla me ayude a empezar una entrada de blog está empezando a ser tradición. Esta vez la madre de la susodicha es "Cenas Ajenas". No es de mis favoritas, pero me viene al pelo para introducir de una manera sutil a la par que elegante el tema con el que os quiero no aburrir hoy. El significado de crecer. Empezamos. 

Me viene a la cabeza un mini-Carlos a los 10 u 11 años. No sé si os acordáis de un programa que había en la 1 que se llamaba "Cruz y Raya". Si no os acordáis sois idiotas. Lo siento. Era un show de sketches de José Mota y .. el Otro (el otro se llamaba Otro creo..). Y yo era el fan número uno del mundo. Para mi la Blasa o Repu la Cerda eran como hoy los tíos de Crepúsculo para esas hormonas andantes que se hacen llamar adolescentes. Y me pasaba el día imitando a los personajes. Por si no me conocéis, os cuento. Tengo un don bastante incomprensible para imitar voces. Plancho como el culo, no consigo mejorar.. pero os puedo hacer la voz de Rajoy, de Nadal, del Rey, o de la Duquesa de Alba entre otros sin despeinar mis inquietas cuerdas vocales. El caso es que a la edad en la que nos dicen que estamos preparados para la primera comunión me pasaba el día imitando a estos dos genios del humor absurdo (el mejor humor de todos los humores):


Y os juro que lo clavaba. Bueno, y ahora lo sigo clavando, lo podéis comprobar en youtube. Ha sonado muy flipado todo, no lo es. El caso es que 9 años después sigo igual, haciendo las mismas tonterías, o más. La única diferencia destacable es que en aquella época cada 5 de enero me iba a dormir creyendo en la magia por encima de todas las cosas. 

Y me da a mí, bueno, sé de sobra, que hay gente que piensa que soy tonto por hacer el idiota el 98% del día con 19 años. Que a esta edad ya hay que ser maduro. Y yo estoy totalmente de acuerdo. Cuando tienes que conseguir 20 velas para inundar la tarta te tienes que empezar a replantear cosas. Tienes que empezar a ser serio. Pero.. ¿Ser más serio significa reír menos? Y una mierda. Crecer y madurar van de la mano, pero la gente no tiene ni idea de lo que significa de verdad crecer.

Y cada vez se crece peor. Yo os digo una cosa: tengo bien claro que mi hijo que nacerá sabiendo autocambiarse los pañales (si no entiendes esto ve corriendo a mirar la entrada "Un Puzzle de 93 piezas"), no tendrá un iPhone a los 8 años. Ni a los 11. Nos estamos acostumbrando a crecer demasiado rápido, pero ese ya es otro tema. Lo que yo os quiero decir hoy es que crecer significa madurar, pero madurar no significa entristecer. Que ser un idiota de los buenos lleva a ser más feliz a las 10, a los 19, y a los 40 años. Que el que hace y dice tonterías no es necesariamente tonto. Que a lo mejor es más listo que el que solo dice brillanteces que no hacen reír a nadie. En resumen, que una sonrisa siempre merece la pena, sea cual sea el medio por el que se consigue, y sean cuales sean las circunstancias que la rodeen. 

Y para que se os quede grabado a fuego (el de una vaina loca no, la cosa esa que quema), os voy a dejar otro texto que escribí en mi época prebloggiana en tuenti. Se llama "175", en honor a cada uno de los centímetros que componen mi ser. Cuidao, hablamos de altura eh. Que no me apellido Vidal. Cuenta como yo he ido creciendo a mi manera. Y la verdad, lo escribí en 2011, así que faltan los últimos meses de mi vida, en los que he crecido más de lo que jamás hubiese pensado. Tranquilos, sigo imitando a la Blasa cada dos o tres días, y no paro de pensar chistes malos. Y el 5 de enero de 2013 (si no se ha acabado el mundo) pondré el despertador muy temprano cuando me vaya a dormir. En definitiva, "175" cuenta todo lo anterior pero comprimido. En zip. En Rar. Para que os llegue bien y lo entendáis: Que crecer es saber que la magia no existe, y aún así, seguir creyendo en ella. 

175

Vas sumando centímetros. Vas haciendo una marca en la pared para compararte con el año anterior. Le preguntas a tus padres cuánto medían tus abuelos para elaborar una complicada media familiar, y al final mides lo que todo el mundo. Y en el momento en el que la marca en la pared se repite, empiezas a crecer de verdad. Y crecer da miedo, duele. Es como ponerte al borde de un precipicio y tener que saltar sí o sí sin ver el fondo. No sabes lo que te espera, ni qué será de ti ahora que cada vez menos gente te dice lo que tienes que hacer. A pesar de todo esto, yo me río de los que dicen que crecer es volverse serio, madurar. Crecer no puede ser eso. Crecer es saber encontrar las personas con las que saltar el precipicio. Es darte cuenta de que antes un viernes por la tarde te apetecía jugar a la "play" y ahora te apetece Madrid y tus amigos, o de que antes te morías de ganas de meterle mano a esa chica, y ahora te empieza a hacer ilusión poder llegar a decir te quiero de verdad algún día. En serio, crecer no puede ser dejar de hacer locuras y tonterías, sino saber qué tipo de locuras y tonterías debes hacer en cada momento. Eso debe ser crecer.




Sed buenos!


viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Qué querías ser de mayor?


¿Qué quieres ser de mayor? Astronauta. Un estudio aún por realizar confirma que el 99,9304% de los niños que dan esta respuesta no llega a ser astronauta. Algunos pisan la NASA, pero de excursión. El motivo de este abrumador resultado es claro: la ambición que tenemos cuando somos pequeños cae con cada centímetro que nuestro cuerpo levanta sobre el suelo. Y en el fondo es lógico. Una de las características imprescindibles de la ambición es su racionalidad. Me explico. Cuando pensamos en lo que queremos hacer y ser, tenemos en cuenta las trabas que probablemente nos encontraremos por el camino. El problema es que a veces esas trabas se pueden superar, pero las damos por imposibles. ¿Por qué? Ni puta idea.

En el mundo se desperdicia talento a montones, pero falta ambición. Pero no os confundáis. Tener ambición no significa, por lo menos para mí, querer ser astronauta, ingeniero, o descubridor de cosas no descubiertas. Tener ambición es intentar hacer lo que de verdad queremos hacer. E intentar ser lo que de verdad queremos ser. Parece que entonces ambición y vocación van de la mano por narices, pero no es así. Una de las mejores ambiciones del mundo puede ser luchar por encontrar algo que nos haga felices de verdad.

Además, "ambición" y "mejor" no forman parte de la misma familia semántica (como política y honestidad). Tener ambición no debe significar querer ser el mejor del mundo. Al menos eso pienso yo. Lo que sí debe significar es una existencia apoteósica (NOTA: la palabra "apoteósica" solo se puede leer con voz de Piqueras en este blog, si no, fuera de este blog ahora mismo) de ganas de mejorar, de ser mejores de lo que ya somos. Y todo en esta vida se puede mejorar, sin excepción. Menos los canelones de mi madre, eso no hay quien lo mejore. Por ejemplo, un futbolista siempre intenta meter más goles, y los que humildemente tocamos la guitarra tratamos de que nuestros dedos mejoren su amistad con las cuerdas día a día.
Jesulín NO lee este blog

Todo esto suena muy bonito: superación, ganas de mejorar, en definitiva, ganas de comernos el mundo. La pena es que nos llenamos enseguida. Y cada vez más gente se conforma con el 5 pudiendo sacar ochos y nueves. Nos quejamos, pero cuando nos dicen que no nos callamos. Queremos cambiar el mundo, y no nos damos cuenta de que los primeros que debemos cambiar somos nosotros. Afortunadamente, todo tiene solución en esta vida, sin excepción. Bueno, menos si te pasas al echar sal cuando intentas hacer los canelones de mi madre, eso no hay quien lo arregle. Y yo, como buen optimista realista que soy, os voy a dar unos pequeños consejos barra pautas para cambiar vuestras demasiado calmadas ambiciones. (NOTA: el hecho de que Jesulín de Ubrique viva en una finca que se llame "Ambiciones" no da lugar a ningún tipo de relación entre el presente blog y Jesulín de Ubrique, que ya que me sacáis el tema, gran estómago debe tener para haber estado con Belén Esteban..)

Una de las cosas que más claras deberíais tener cuando configuréis vuestras prioridades es que la ambición no puede ser múltiple. No podemos soñar las estrellas de varios cielos diferentes a la vez. Es imposible. Esto nos lleva a pensar que tenemos que tener cuidado a  la hora de elegir en qué causas destinaremos nuestros mayores esfuerzos. Para que lo entendáis, os pongo un ejemplo facilillo: si un día ella está triste, marcar 3 goles en el partido del equipo de la uni, o que mi guitarra suene de puta madre pasarán a ser actores secundarios, y el protagonismo lo ganarán mis ganas de ser el mejor del mundo en eso de hacerla reír. Es un ejemplo tonto, y simplón, pero lo he puesto para que entendáis bien lo que quiero decir. Que a veces no logramos lo que queremos porque nos entretenemos con cosas mucho menos importantes.

 
También es importante que tengáis claro que la ambición debe ser personal. Si alguien os dice lo que tenéis que querer querer, y le hacéis caso, ya sois marionetas para siempre. La ambición no debe depender jamás de las expectativas que los demás tienen sobre nosotros, sino de todas esas cosas que nos ponen los pelos de punta (menos el frío y la gomina claro).



Y ya está. Creo que eso es todo. Os he soltado todo este royo porque miro al mundo, y me da pena. Todo va a peor, y seguramente sea porque no nos atrevemos a cambiarlo, o porque no nos creemos capaces. Y por supuesto que lo somos, pero los toros se ven mucho mejor desde la barrera. Yo me he cansado de seguir mirando. No quiero ser el mejor del mundo en todo lo que hago, pero no quiero dejar nunca de mejorar. No quiero que me den el Balón de Oro, ni llenar el Bernabéu en un concierto, pero quiero marcar mejores goles, y tocar canciones más bonitas. En definitiva, yo no quiero cambiar el mundo. Yo quiero comérmelo, y que alguien se lo coma conmigo. Y punto.


 Sed ambiciosos!




jueves, 1 de noviembre de 2012

Sobre el concepto de imposibilidad


Nos mienten todo el tiempo. Por todas partes. Nos venden mundos idealizados que no tienen nada que ver con la realidad. Y a veces esa idealización no viene mal eh. Hay momentos en los que necesitamos mentirnos para evitar que una verdad demasiado dura nos hunda. Pero muchas veces la moraleja de los cuentos que nos cuentan no tiene ningún beneficio. Hay miles de ejemplos, pero yo hoy solo os quiero robar un poco de vuestro preciado barra inutilizado tiempo para hablaros de como nos mienten en lo referido al concepto de imposibilidad. 

Falete (de ternera)
Empezando por adidas, que decía hace no mucho aquello de "Impossible is nothing" (la verdad hay que reconocer que tú te compras unas deportivas con ese lema y te las llevas puestas más eufórico que Falete en un buffet libre...) #ParéntesisDeKilo; y siguiendo por muchas series de televisión, nos venden la historia de  que no existen las cosas imposibles. Y queda super bonito, pero es una mentira más grande que el cinturón de Falete (juro que no odio a Falete). Las cosas imposibles existen, lo que no existe es el estado perpetuo de imposibilidad. Me explico en el siguiente párrafo, porque vaya frasecita, eh?

Lo que quiero decir con tal afirmación es que lo que hoy es imposible, mañana puede ser posible, o incluso una realidad. Que oye, hace no tanto pensábamos que la Tierra era plana, y ahora mandamos a un tío a la estratosfera a tirarse para abajo, o a un robot para que nos diga si podremos ir a Marte cuando nuestro planeta se canse definitivamente de nosotros. Y oye, que la Duquesa de Alba se ha casado! Y sinceramente, yo hace 5 años no la veía de tronista de Mujeres, Hombres, y bicepberza precisamente.. En definitiva, que hay cosas que, por definición, son imposibles, pero esa definición espera a que alguien coja borra y lápiz, y la convierta en posible. 

Lo siento, lo he intentado, pero no he podido evitar la tentación. Es decir la palabra imposible, y se me viene la imagen a la cabeza. Os hablo de El Barco, una serie que se está ganando poco a poco el número uno en mi lista de éxitos, humorísticamente hablando. Me vais a permitir abrir un pequeño paréntesis para hacer pública mi opinión sobre los primeros capítulos de la tercera temporada de esta serie tan real. Por si no la veis, os cuento. Resulta que, después de seguir a un pato por medio océano (SI, UN PATO), los tripulantes del barco llegan a una luz. (SI, EL PATO VENÍA DE UNA LUZ). Y claro, como buenos españoles, son desconfiados, y dicen: a ver si va a ser una trampa, pensemos una solución. Y como buenos españoles, la solución que se les ocurre es defenderse con palos. (SI; CON PALOS). Organizan un "ejército" de bailarines con palos, encabezados por un cura francotirador. Claro que si. La serie es un homenaje perfecto a la absurdidad. Cerramos paréntesis. 

Volviendo al concepto de imposibilidad, os voy a dejar un mini texto que escribí en mi época de colaborador en una página web llamada tuenti, hace un año y pico (de pato). Se llama "Segundos Voladores", y cuando lo leáis entenderéis el título. Habla de unos segundos voladores que me enseñaron un día (y me siguen enseñando) que hasta las cosas que más imposibles consideras, pueden darte una sorpresa en cualquier momento. La imposibilidad puede esfumarse de repente, pero siempre con ayuda. Se puede intentar cambiar, pero solo si se quiere de verdad. Y si alguien confía en que puedes llegar a hacerlo. Puede que, gracias a cosas como los segundos voladores, te des cuenta de que, solo, las cosas parecen más imposibles. Puede que hoy, encontrar alguien con quien aniquilar la imposibilidad, sea la mejor posibilidad. 

"Segundos Voladores"

Al principio cuesta verlo. Empiezas a sospechar, pero te lo niegas a ti mismo. Tus sospechas crecen cuando la miras a los ojos, y los demás ojos empiezan a parecerte mediocres. Pero te sigue cegando el miedo, el miedo a lo inesperado. Luego te sientes raro al sonreír como un gilipollas viendo sus fotos, pero todavía no. Y es que no te das cuenta hasta que te descubres imaginándola en cualquier sitio, cuando hasta la canción más tonta te habla de ella, o cuando los segundos vuelan cuando está a tu lado. Entonces lo sabes, y ya no hay vuelta atrás. Y el miedo, esta vez a perderla, te recuerda que hay cosas que no pasan porque no tienen que pasar. Pero tú también sabes que esta.. no es una de ellas.


Sed buenos!



martes, 16 de octubre de 2012

Todas las cosas pasan por algo


Hoy ha sido un día raro. Todo iba como va un lunes cualquiera: me he levantado a una hora bastante más elevada de lo que le corresponde a mi status social, he desayunado a una hora en la que en Inglaterra hablaríamos ya de almuerzo, y he comido a la hora de la comida. Mi proceso digestivo, por lo tanto, es más inestable que Bisbal con un pulsador delante. Luego he ido a la uni, he hecho cosas de uni, y he salido. Y entonces, de golpe y porrazo, mi abuelo estaba en un quirófano en una operación de esas que ponen en duda todo tipo de positividad y optimismo que puedas llegar a tener. No os voy aburrir con detalles médicos, tranquilos. El caso es que por suerte, ni mi optimismo ni mi positividad han cedido ante los empujones del miedo. Sé que suena a que soy idiota, pero hoy estoy orgulloso de mi mismo.

"A que tengo una colleja importante?"

A las 20:16 horas mi twitter abría fuego con este mensaje: “Todo va a ir bien”. Enseguida ha tenido varios retuits y favoritos. Me alegra pensar que no soy el único idiota. A las 23:20 decía: “Todo ha ido bien”. Supongo que imagináis que no ha pasado nada malo si aún tenéis algo de inteligencia guardada a estas horas. Y la verdad, espero que todo siga yendo bien, porque no hay nadie que lo merezca más que mi abuelo. Es la lucha personificada. Cuidó de mi abuela día tras día con el mayor cariño del mundo siempre, y mucho más cuando la diagnosticaron Alzheimer. Se dejó la piel cuando solo había lagunas y cuando ya solo cuidaba de alguien que ya no sabía quien la abrazaba. Una especie de “El Diario de Noa” pero sin focos, si. Y ha tenido que superar un millón más de barreras, pero es una de las personas más integras que conozco.

Y ahora estoy aquí porque de repente un día se tuerce y te hace pensar. Y cuando piensas no te apetece ni ver una serie, ni hablar, ni hacer nada cotidiano. Y pensando me ha venido a la cabeza una cosa que me enseñó ya hace tiempo mi madre. Me ha enseñado muchas, pero ésta es mi favorita. Es solo una frase, una oración* mejor dicho (por si algún friki gramatical se ha colado por aquí y sufre indignación feroz): “Todas las cosas pasan por algo”. No suena tan espectacular como grandes frases filosóficas royo “Yo solo sé que no sé nada”, “Pienso, luego existo” o “Y que no me digan en la esquina el venao, el venao”, pero para mi tiene más valor que todas ellas. Y es que es fácil de explicar: todo pasa por algo. No me lo podéis discutir. Que muchas veces es imposible comprender ese algo, la razón (el periódico también es difícil de comprender), también os lo admito. Pero en días como hoy yo me pregunto si de verdad es necesario saber por qué pasan las cosas. A mi me parece que no.

Nadie quiere ser un venao, y menos en una esquina
Lo importante es saber que si algo ha salido bien o mal, es por algún motivo, aunque no lleguemos a saber cuál. Todo, menos la suerte, tiene una explicación. Y a lo mejor el error que hemos cometido hoy nos ayudará a acertar mañana, o a saber el momento perfecto en el que volver a intentarlo. Esta mentalidad deja de lado los lamentos, os habéis dao cuenta vosotros también no? Y si todos pensásemos así, a lo mejor las cosas eran diferentes. Y bueno, voy a ir terminando ya, que veo que esto empieza a adquirir color de sermón, y a mi el sermón no me gusta (menos el ahumado).

Lo siento muchísimo por el chiste del final del anterior párrafo. Es malísimo y merezco castigo, lo sé. Espero podáis perdonarme. Nada más, solo recordaros que como siempre podéis hacerme caso o no, pero por lo menos pensároslo. Seguro que hay alguna cosa que queréis hacer o dejar de hacer pero no os atrevéis a dar el paso por el miedo al fallo. Pues acordaos, todas las cosas pasan por algo. Y a lo mejor lo que toca ahora es dejar de darle bola al miedo, empezar a ser valientes, y acertar a equivocarse.

Beso grande!

domingo, 30 de septiembre de 2012

Un puzzle de 93 piezas


En mi lucha contra el mal humor y el pesimismo he hecho casi de todo. Tonterías de todo tipo han visto la luz tras un breve paso por mi cerebro con el firme objetivo de hacer de la vida una comedia con toques amargos, y no un drama con toques cómicos como algunos se empeñan en definirla. Aún así, no me canso de seguir dando la vara ni de llenar vasos medio vacíos cada día, y hoy no es una excepción. Por ello, me he propuesto hacer una lista de x cosas que espero poder llegar a hacer hasta que mi cuerpo diga basta (en unos 84 años y 123 días aproximadamente). Y lo hago para demostraros por enésima vez que no todo está perdido. Que a nuestro libro le quedan un puñado de hojas y capítulos por escribir. En definitiva, que la peli acaba de empezar, y lo mejor está por llegar. Empiezo:

1. Ir a un concierto de rock y que la púa que tire el guitarrista me caiga a mi, y no a la grupi ansiosa de delante. 
2. Comerme un helado de cucurucho (si puede ser de kinder bueno y leche merengada mejor) y no tener que sufrir por esa gota que decide independizarse antes de tiempo y amenaza con acabar con cualquier tipo de limpieza en nuestro ser. 
3. Ir a Nueva York. 
4. Salir 5 noches seguidas a 5 garitos diferentes. 
5. Sobrevivir al día después de las 5 noches en 5 garitos diferentes. 
6. Tener una Vespa color blanco pastel. Lo de blanco pastel no existe, pero es que mi limitada inteligencia me impide encontrar una palabra para nombrar el color al que me refiero. Se admiten donativos por caridad. 


7. Grabarme una noche mientras duermo y reírme bastante al día siguiente viendo los sobresaltos que doy a veces cuando estoy durmiendo. 
8. Comerme un bol de palomitas con mantequilla entero y que no me siente mal.
9. Comprarme un coche, y no tener que pedírselo nunca jamás a mi hermana feroz. 
10. Montar un grupo de música. Ni demasiado indie, ni demasiado pop. Un género nuevo de pop-rock. Todo royo amateur obviamente. 
11. Tirarme en paracaídas. (NOTA: el nombre del paracaídas está muy bien elegido)
12. Juntar en un texto de dimensiones incalculables todos mis tuits con el hastag #filosofiamoderna.
13. Comer en un restaurante chino y no quedarme con hambre.
14. Leerme un libro de más de 300 páginas del tirón, sin parar para beber agua ni nada.
15. No tener que ponerme gafas después de llevar a cabo el número 14.
16. Comprar un invento que saldrá en el futuro y que permitirá planchar las camisas (que no camisetas) en apenas un segundo y medio. Científicos, poneos las pilas.
17. Probar y probar hasta descubrir el mejor sitio para tomar algo en Madrid. 
18. Tirar un avión de papel desde la azotea del Empire State Building de Nueva York. Para más información, leer la primera entrada de este blog pinchando aquí .
19. Ver las 4 pelis de piratas del caribe seguidas un día en buena compañía. 
20. Descubrir 5 grupos que me gusten al año navengando a la deriva por Spotify. 
21. Entrar en facebook no solo cuando me aburra tanto que solo se me ocurra entrar en facebook.
22. Ver Friends en versión original, completa. 
23. Comer la pizza más rica del mundo en Roma. 
24. Escuchar una canción de Eros Ramazzoti y no imitar su voz durante los 10 minutos siguientes. (muy difícil de cumplir)
25. Pasar 3 meses sin tomar un ibuprofeno barra paracetamol. 
26. Ir a Londres.
27. Ir a la playa y abrir el grifo hasta que un año salga agua de Madrid. 
28. Encontrarme con Rajoy y hablarle con su misma voz y entonación. 
29. Jugar a las manos del Gran Prix en mi casa. Si alguien no se acuerda era un juego en el que te disfrazabas de mano gigante y te tirabas de cara contra el suelo sobre la carta que te decían. (Juntas disfrazarte y tirarte al suelo y no se me ocurre otro resultado que no sea felicidad extrema)
30. Comerme un kebab sin que llueva LVNI (líquido volador no identificado que está buenísimo si se lo echas a un kebab pero que normalmente se va del kebab cuando muerdes el kebab)
31. Aprender sinónimos de kebab.
32. Llegar a querer tanto a una chica que me olvide de que se puede no ser feliz. 
33. Comerme media sandía del tirón un día caluroso de verano. 
34. Poder decir que he estado en los 6 continentes. (no el actual Carrefour idiotas, los cachos de tierra que tienen países dentro).
35. No tener barriga cuando sea mayor.
36. Ganar al menos un euro con una quiniela.
37. Estar en el rodaje de un anuncio de Intimimissimi o como se diga. 
38. Votar en unas elecciones queriendo hacerlo de verdad.
39. Ir a Venecia el mismo día que el Sol. 
40. Tener un hijo y que nazca sabiendo autocambiarse los pañales.


41. Ganar mucho dinero contando en la tele la historia de mi hijo que nació sabiendo autocambiarse los pañales.
42. Encontrarme con Iniesta y decirle gracias tronco! (y cuando ya me vaya "Kalise para todos!")
43. Salir bien en la foto de mi octavo DNI.
44. Ir en el metro y que la gente haya dejado de chuparse el dedo para pasar las páginas del periódico. (NOTA: no hace falta chuparse el dedo, con volver a intentarlo consigues pasar de página)
45. Inventar el tercer tick de Whatsapp: el tick que dice que han leído tu mensaje, y también decidido no contestarte. 
46. Coger un globo de esos de helio y hablar con voz de Pinocho. 
47. Evitar que mi hijo que sabía autocambiarse los pañales cuando era pequeño se ponga los calcetines por encima del chándal en su época adolescente.
48. Ganar una partida de billar.
49. Aprender a jugar al mus. (NOTA: si no sabes jugar al mus cuando eres abuelo, eres un abuelo marginado)
50. Comer y cenar el mismo día en Rodilla. 
51. Aprender a hacer el sandwich de Rodilla de bacon y huevo en casa.
52. Y el de queso con tomate.
53. Aprender a tocar al menos 30 canciones de los Beatles.
54. Dejarle una nota debajo de la almohada a mi hijo que nació sabiendo autocambiarse los pañales dándole las gracias cuando se le caiga su primer diente. 
55. Encontrar un cuadro ni demasiado grande ni demasiado pequeño para mi humilde habitación.
56. Ir a un estreno de una peli famosa cualquiera. Menos de Crepús(culo).
57. Amueblar mi primer piso todo con muebles del ikea, y que me sobre dinero para comprar una tele. 
58. Volver a ir a Nueva York.
59. Bajarme Los Simpsons y verla mientras como en mi tele que compré con lo que me sobró tras amueblar mi piso con muebles de ikea.
60. Montar una página web para profesores en las que si eres profesor puedas aportar ejemplos para dar cuando explicas en clase. (NOTA: esto lo hago porque el otro día en la uni una profesora para dar un ejemplo sobre un mal trabajo usó una patata, y yo no sé que relación hay entre la patata y un mal trabajo, para ser sinceros y honestos).


61. Comprarme un paraguas irrompible, en los chinos.
62. Disfrazarme de Blasa. 
63. Hacer un hastag que llegue a ser Trendic Topic. 
64. Ir al templo de Debod y no hacerme fotos ñoñas. 
65. Pedirle a un político que dimita en una manifestación, y que el político dimita.
66. Bañarme en una playa de esas de agua cristalina que se ve todo el suelo blanco y mola. Me da igual si en Mallorca o en el Caribe, pero prefiero en el Caribe. 
67. Ir a ver una carrera de Fórmula 1.
68. Ir al "Central Perk", el restaurante de Nueva York que salía en Friends.
69. Saber quién es la madre en Cómo conocí a vuestra madre.
70. Encontrarme con "El Pescao" y preguntarle muy serio que por qué eligió "El Pescao" como nombre artístico.
71. Preparar un desayuno americano con huevos fritos, salchichas, Bacon, zumos de todas las frutas conocidas en la Tierra, cereales...
72. Hacerme una foto en Abbey Road.
73. Meterme en Neox dentro de 30 años y que estén echando Sin-Chan.
74. Comprarle a mi hijo que nació sabiendo autocambiarse los pañales una bufanda del Getafe. 
75. Montar por primera vez en mi primer coche de primera mano, y que mi primer coche de primera mano sea un Mini color verde botella.
76. No acordarme de Ana Botella ni de su marido la próxima vez que diga botella. 
77. Comerme una palmera de chocolate blanco recién hecha al menos una vez cada dos meses.
78. Mejor cada mes. 
79. Ir a entrar al andén 9 3/4 y no recibir ningún punto de sutura. 
80. Irme un año a trabajar al extranjero. A cualquier sitio. Menos al país donde graben Crepús(culo).
81. Comprar unos krispies que se ponen blanditos en cuanto los echas a la leche sin necesidad de esperar años. 
82. En mi primer día como profesor, enseñar a todo el colegio (conserje incluido) la diferencia entre "A VER " y "HABER".
83. Volver a contarle un cuento a un niño en un campamento introduciendo matices sutiles que el niño no entenderá sobre la realidad actual. 
84. Escribir una entrada del blog solo con iconos de Whatsapp.
85. Comerme una hamburguesa que no sea de McDonalds o Burguer king. De esas originales. En cualquier hamburguesería del mundo, menos en la que comen los de Crepús(culo).
86. Salir a correr y no aburrirme más que cuando me aburro tanto que solo se me ocurre entrar en Facebook.
87. Aprender a hacer los canelones de mi madre.
88. Comprarme unas "Ray-ban" de más de 6 euros. 
89. Bañarme en un Jacuzzi. 
90. Ir a ver un musical cualquiera por primera vez. (Menos el de ...)
(NOTA: si ha pensado Crepús(culo) al final del anterior paréntesis es que tu comprensión escrita, y por tanto tu educación van por buen camino a pesar de los recortes del amigo Mariano).
91. Nadar con delfines, que es una cosa que hace la gente rica, pero bueno. A lo mejor me encuentro un delfín yo que sé.
92. Tener un perro. 
93. Conseguir que se me ocurra una peli diferente a "la Vida es Bella" la próxima vez que me pregunten por mi peli favorita.

Bueno, paro ya, que al final vais a acabar cansados de tanto plan por cumplir. Quizá algún día haga la segunda parte de mi lista, porque si algo tengo claro es que el puzzle de mi vida no tiene un número limitado de piezas.

Portaos bien!


martes, 4 de septiembre de 2012

Girasoles


"Él corría, nunca le enseñaron a andar". Probablemente, este verso de unas de las mejores canciones de Vetusta Morla ganaría el concurso de definiciones sobre mi y mi vida en la actualidad. No paro quieto. Y obviamente, el verano ayuda a que los segundos de mi Super Casio vuelen más deprisa. Y si a eso le añadimos el hecho de que nunca he sido de dejar que mi ancla se acostumbre a un puerto durante mucho tiempo, obtenemos un estilo de vida poco estable, en el que no tengo ni idea de lo que me presentará mañana. Lo único cierto que sé es que el resto de mi vida empieza cuando acaben estas líneas. Creo que estoy sospechosamente contento por ello.

Mamasita con el "tacatá"
Sin embargo, entre tanto campamento, viaje, playa, fiesta, libro, guitarra, y otros placeres de cuyo nombre no quiero acordarme.. los días pasan de puntillas si que nos demos cuenta. Y entonces llega septiembre: el lunes de los meses. Si cada año fuese un coche septiembre sería el pedal de freno, sin duda. Nos hace volver a la mundialmente temida barra odiada rutina. Septiembre nos despierta y nos devuelve a la realidad, y le corta las alas a la improvisación que todos desarrollamos en verano. Y es que en la época estival (verano incultos) la improvisación provoca fenómenos asombrosos, y otros menos memorables, como la irrupción del "Tacatá". ¿Cómo puede una canción que dice "dale mamasita con el tacatá" ser número 1? #filosofíamoderna. Septiembre es una putada, admitámoslo. Las ganas de ser felices bajan, y el IVA sube. Y el mundo parece irse a la mierda. Pero no merece la pena seguir recordándolo.

Yo prefiero recordar las cosas buenas y malas que he hecho en los 4 meses y medio de vacaciones (si, estudiar en la URJC es vida) y mirar hacia adelante. Y como os he dicho, no he parado quieto. Y como os aburriría contándoos todo lo que me ha ocurrido, prefiero comentar algo que ocupó mi tiempo en los pocos momentos de inactividad en mi verano: las siestas. Os hablo de algo que todos hemos visto alguna vez, ya sea en familia o en la más profunda soledad. Os hablo de lo que he bautizado como "LAS PELIS AMERICANAS PARA LAS SIESTAS" (perdón por la poca originalidad para elegir el nombre, a mi me mola).

Este género cinematográfico, por decir algo, mezcla tensión con amores absurdos y misterios menos misteriosos que el colesterol alto en un análisis de Falete (pobre Falete). Si os sentís perdidos y avergonzados porque creéis que nunca habéis visto una de "LAS PELIS AMERICANAS PARA LAS SIESTAS" tranquilos, os dejo algunas nociones básicas para que podáis reconocerlas:

-En primer lugar, es indispensable que la peli empiece con unos rótulos hechos con letras del Powerpoint 2003, lo más cutres posibles, para que tú ya seas consciente de que lo que vas a ver no está nominado a los Oscars precisamente.

-En segundo lugar, la peli debe incluir en uno de sus 90 minutos (porque "LAS PELIS AMERICANAS PARA LAS SIESTAS" duran 90 minutos) al menos 3 monstruos de existencia dudosa. El otro día vi anunciada en cuatro "Lago Ness 2". No la pude ver, pero me imagino la típica historia de chico conoce a chica, y luego se los come el monstruo del Lago Ness 2. El monstruo del Lago Ness 1 murió hace tiempo.

-Lo más probable es que en "LAS PELIS AMERICANAS PARA LAS SIESTAS" (perdón por la insistencia con el título.. me suena genial) los personajes hagan lo más absurdo e irresponsable que se les ocurra. Ilustro mi explicación con un ejemplo. En una peli de tiburones demasiado asesinos los protas decidirán poner en peligro sus vidas pasando por sitios resbaladizos o asomándose por la cubierta de un barco "a mirar". Obviamente caerán al agua gritando "AAAAH". El grito "AAAAH" es el mismo en todo este género. A mi me parecería mejor que gritasen "SOMOS IDIOTAAAS", le daría un toque cómico; pero yo solo soy un mero (que no tiburón) espectador.

-Por último, habéis de saber que los monstruos que aparecen en "LAS PELIS AMERI.. perdón!.. están hechos irremediablemente por ordenador, y mal. Si veis algo que parezca un animal de verdad, estáis viendo cine bueno, y eso no vale para las siestas.

Y hasta aquí mi curso sobre este género artístico que se encarga de amenar (hacer más amenas) las siestas de todo el mundo. Y ahora volvemos a la realidad: es Septiembre. Pero no os hundáis joder. No tenemos ni idea de lo que pasará próximamente, pero quizá eso sea lo mejor de todo. Nos seguirán recortando, y nos seguiremos quejando, eso seguro. Seremos girasoles que le dan la espalda al Sol. Un Sol que algunos se encargan de encender y apagar con su poder. Y llegarán cosas buenas y malas, en todos los sentidos. La ceniza nos seguirá recordando que algún día hubo fuego, y seguiremos eligiendo el camino en el que sabemos que está la piedra con la que ya tropezamos. Los dados seguirán estando bajo el mando del azar, y la luna seguirá tirando del mar para que no le perdamos de vista. Seguiremos apretando el gatillo de nuestras pistolas cargadas de ignorancia, y pisaremos el cielo que siempre anhelamos por nuestra necesidad de tierra.  No tenemos ni idea de lo que pasará mañana, pero algo diferente ocurrirá. Lo único cierto que sabemos es que el resto de nuestra vida empieza cuando acaben estas líneas. Quizá deberíamos estar sospechosamente contentos por ello..


Sed buenos!





jueves, 2 de agosto de 2012

Una hache intercalada


Hace unos días le preguntaba a una de mis compañeras por el significado de esa "h" que se había colado en la palabra norte. Me contó que era una h de "historia". Rápidamente, me pregunté de qué historia hablaba exactamente. De la del campamento? de la de los que lo habían fundado? No conseguía hallar la respuesta más lógica, hasta que di con ella cuando volvía en el bus a Madrid. Al ver a chicos y chicas de todas las edades llorar sin consuelo al saber que los kilómetros empezaban ya a separarles, lo supe: Aquella h no hablaba de una sola historia. Hablaba de miles de ellas.

Explico un poco de qué va esto por si alguien se ha perdido. Este año he sido por primera vez monitor (no pantalla de ordenador) en un campamento de verano. Siempre había sido uno de mis sueños, junto con el de comer sandía y gazpacho en pleno invierno. Y el sueño se hizo realidad en Asturias, en un campamento llamado "Nhorte". Y diréis, y a nosotros qué narices nos importa lo que haces tú en verano? Tú di cosas graciosas y calla. Lo sé, no creo que os interese, pero lo siento. Me veo obligado a contar algo que me hace más feliz que a Rajoy una tijera. (Sssi sssi ssi). 


El campamento tiene los elementos que tiene cualquier otro: monitores, acampados, tiendas de campaña, sacos de dormir, piscina. Se hacen excursiones, y se va a la playa. Sin embargo, no conozco un sitio igual. Y yo entiendo de campamentos. En la despedida el penúltimo día, otro de mis compañeros me dijo que aquel sitio tenía algo que jamás encontraría en otra parte del mundo. Yo y mi mente curiosa nos preguntamos enseguida por el contenido secreto de una fórmula tan perfecta. La respuesta  no ha calmado aún nuestra curiosidad. 

El Nhorte no es solo un campamento. Es un sitio al que llegas solo, y te vas sintiendo que ya no tienes una única familia. Es un lugar en el que solo existen los amigos de verdad. Un lugar que te desnuda sin quererlo, y en el que todos te pueden ver tal cómo eres (NOTA INFORMATIVA: no hablo de un campamento nudista, ojo. Es sentido figurado joe) El Nhorte hace que quieras ser un chispa, que las cometas vuelen alto, que las hormonas se alboroten bajo el nombre de zulú, y que la palabra eco signifique de repente madurez. Es un sitio donde las verdades duelen, pero se asimilan. Un sitio donde los sueños no solo existen por la noche. Un lugar con guitarras improvisando bandas sonoras, un sitio visceral. Una fábrica ilimitada de recuerdos. 

Este año fue especial para mi. Por primera vez, era yo el que mandaba vestirse o lavarse los dientes. Rodeado de magníficas personas, tenía la misión de hacer reír y cuidar al mayor número de niños posible. Pensándolo bien, probablemente no haya existido una misión más ilusionante jamás. Y cuando terminó, e hice balance, me sentí grande. Se que puede sonar pretencioso, pero es así. Sentí que durante 10 días había estado haciendo algo que me llena de verdad.



Y en cuanto al ingrediente secreto de la fórmula, aún no lo he conseguido descubrir. Solo conozco sus efectos secundarios. Lo que quiera que sea dicho elemento, provoca que los niños que acuden al campa Nhorte muestren unas ganas desorbitadas por aprender y crecer, mientras que los monitores muestren claros síntomas de no querer crecer más, y volver a ser niños. No sé si algún día descifraré la formula, ni siquiera se si es necesario que lo haga. Quizá tenga algo que ver esa hache intercalada..  



Gracias nhorteños, por todo. 

domingo, 1 de julio de 2012

116

Siempre me ha parecido curiosa esa gente que nos critica. El "nos" incluye a todos y todas esos y esas que nos alegramos cuando gana España. Todos los que nos cabreamos si perdemos, los que nos mordemos las uñas en esas tandas de penaltis no aptas para corazones de cristal, los que nos morimos de ganas de que llegue el partido para tomarnos unas cervezas con nuestros amigos y dejarnos la voz, todos los que dejamos escapar alguna lagrimilla cuando Iniesta (kalise para todos!) se disfrazó de héroe en ese eterno minuto 116. 


Nos dicen que hay cosas más importantes por las que preocuparse. Y yo pienso, ¿qué sentido tiene? En una vida que da más de cal que de arena (he supuesto después de varias horas de meditación que la cal es lo malo y la arena lo bueno), ¿debemos dejar pasar las oportunidades que tenemos para ser felices solo porque hay miles de razones para no serlo?


Mi respuesta es no. La mía y la de todos los que llevamos tiempo esperando un día como hoy. Un día en el que nos ponemos la camiseta roja con orgullo. Un día en el que poder olvidarnos un rato de todos esos hombres de traje que nos dan la vara los otros 364 días del año. Un día en el que la prima de riesgo no salga en las noticias. Una aguja amable en un pajar incómodo. Un día en el que hasta el cielo y los descendientes de Franco sean rojos. En el que hasta Juan Magán cante eso de "Yo soy español" sin su acento latino. Un día en el que saque Casillas para Ramos (por cierto hemos de reconocer el ZAS que nos hizo el otro día con su penaltiazo), se la de a Xavi, que se la pase a Silva. Éste la centre para Torres, y... falle. Y al rechace llega Iniesta y.. saltemos todos. 

Así que eso, a los que nos criticáis, lo siento. Vamos a seguir igual. No vamos a dar la espalda a algo que nos transmite ilusión en cantidades incalculables. Esto no va de levantar una copa, esto de va de sentirse identificado con los valores que transmiten 11 tíos en pantalón corto. El balón es secundario. Lo importante es que muchos llevábamos esperando el día en el que alguien nos explicase como con esfuerzo, si es de verdad, las recompensas no se hacen esperar. Y ese día ha llegado.



Mario Vargas Llosa: "El nacionalismo es la incultura de los pueblos"

miércoles, 20 de junio de 2012

Tiempo


Tenemos una manía bastante curiosa basada en encontrar barra buscar con ímpetu escusas para no dejar soltar una lágrima. Una lágrima que parecía decidida a lanzarse veloz por nuestras mejillas. Una lágrima que nació cuando nuestra comedia romántica se volvió drama, cuando todos nuestros planes de futuro se quedaron en ayer. Una de nuestras escusas favoritas se llama tiempo. Un tiempo que dicen, es amigo íntimo del olvido. Un tiempo que cambiará nuestras pocas ganas de seguir por nuevos caminos a caminar. Confiamos ciegamente en el tiempo. El tiempo nos hará entender que la perfección no puede encarnarse solamente en una persona, nos hará ver que al cielo se llega despegando, cogiendo velocidad, y subiendo poco a poco. O de golpe, a toda velocidad, como un cohete espacial. El tiempo nos ayudará. Siempre. A veces consiguiendo que nos demos cuenta de todo lo que pone en estas líneas. Otras, haciendo todo lo contrario. El tiempo también  puede hacer que nos demos cuenta de que si, que hay chicas más guapas, más inteligentes, más graciosas, más inocentes, con ojos más mágicos aún, con las piernas más bonitas, más perfectas. Pero aunque el tiempo intente engañarnos, si el calor fue calor de verdad, nos daremos cuenta definitivamente de que no queremos a una de esas chicas perfectas. Nos daremos cuenta de que nosotros la queremos a ella, porque en eso de hacernos felices, no hay quien la gane. 

Nota informativa: el recién leído texto no pretende causar especulaciones de ningún tipo, y su creación se debe única y exclusivamente a las reflexiones que provoca un día largo y ajetreado con una ducha fría posterior a tal ajetreamiento, palabra que no existe demasiado por cierto. Sed buenos. 

lunes, 4 de junio de 2012

Tengo


En los tiempos de mierda que vivimos en los que hasta una simple prima tiene riesgo de mandarlo todo a la mierda, lo que cada uno tiene parece ser su definición. Decía Fernando Alonso en un anuncio que "no es lo que tengo, es lo que soy", pero hoy en día la frasecita parece un poco irreal. Por ello, y para comprobar si todo lo que tengo es a la vez todo lo que soy, voy a hacer pública una lista formada por mis pequeñas y humildes propiedades. Dos puntos. Empiezo. 

Tengo un móvil táctil que no me gusta. Tengo una cartera de esas que parecen de adulto. Y unas llaves que no son de colores. Tengo una raqueta de tenis antigua, y un balón de baloncesto que nunca he botado. Tengo un cartel que dice "you are my hero". Una cabina de Londres en miniatura, y dos mini pesas que nunca uso. Tengo un Bart Simpson de peluche, y un despertador de los años 80. Una minicadena (lo de mini no lo entiendo) que acepta hasta 5 CDs a la vez. No tengo CDs. Tengo una carta de "amor" que no me atrevo a tirar. Y una bufanda de mi equipo, que no me da muchas alegrías. La bufanda no, el equipo. A veces tengo hipo. Tengo un diccionario de inglés de esos que por su tamaño deben tener hasta palabras inventadas, y una copa de las fiestas de mi pueblo. Tengo una guitarra que se desafina con mirarla, y 8 púas de los Beatles. Tengo tres hermanos disfrazados de amigos, y dos amigos disfrazados de hermanos. Tengo un balón del mundial que no ganamos. Y gafas de sol falsas. Tengo asco a Justin Bieber. Y una piña. Tengo cascos que se estropean demasiado pronto, y un sobre con las entradas de los conciertos en los que he saltado. Tengo 114 sueños por cumplir, y otros muchos ya cumplidos. Tengo dinero, pero poco. Y un reloj casio que aguanta hasta 50 metros de profundidad en el agua. Tengo un traje de neopreno. Nunca he bajado más de 2 metros buceando. Tengo colección de cicatrices. Unas gafas de 3D. Una almohada que se va ablandando con los años, y una colonia que huele que te cagas. Tengo unos zapatos y una corbata, por si algún día me da por madurar. Cómics de superhéroes, y cómics de Mortadelo y Filemón. Y una game boy color. Tengo sueño a partir de las 12 y hambre a partir de la 1. Un Mini (mini) sin motor, y un abono transportes que no me deja pasar de Fuenlabrada. Y un cajón de calcetines que se desordena solo. También tengo un cartoncito de Starbucks, porque a fin y al cabo Starbucks es cool. 

Una cerveza Duff vacía pero llena de recuerdos, y un marco que hice para el día del padre. Tengo una silla de esas de ruedas que da vueltas, y una alfombra debajo para que no se arañe el suelo. Una funda de móvil que no utilizo porque me tapa el móvil. Tengo que bajar bien la persiana antes de irme a dormir, y una Vespa como plan de futuro. Tengo twitter. Y un espacio en messenger algo abandonado. Tengo cuerdas vocales creativas, y una pelota de tenis firmada. Un tirachinas con la goma rota, y un timbal. No tengo ni idea de tocar el timbal. Tengo un café con hielo en verano, y con mucha leche en invierno. Un álbum de cromos sin terminar. Tengo esperanza, y nada de prisa, pero sobre todo sobre todo, tengo unas ganas poco racionales de verla. Y eso que aún no la conozco..

Vale, lo admito, el amigo Fernando tenía razón. No somos solo lo que tenemos. También somos todo lo que nos queda por tener. 

Portaos bien!