jueves, 1 de noviembre de 2012

Sobre el concepto de imposibilidad


Nos mienten todo el tiempo. Por todas partes. Nos venden mundos idealizados que no tienen nada que ver con la realidad. Y a veces esa idealización no viene mal eh. Hay momentos en los que necesitamos mentirnos para evitar que una verdad demasiado dura nos hunda. Pero muchas veces la moraleja de los cuentos que nos cuentan no tiene ningún beneficio. Hay miles de ejemplos, pero yo hoy solo os quiero robar un poco de vuestro preciado barra inutilizado tiempo para hablaros de como nos mienten en lo referido al concepto de imposibilidad. 

Falete (de ternera)
Empezando por adidas, que decía hace no mucho aquello de "Impossible is nothing" (la verdad hay que reconocer que tú te compras unas deportivas con ese lema y te las llevas puestas más eufórico que Falete en un buffet libre...) #ParéntesisDeKilo; y siguiendo por muchas series de televisión, nos venden la historia de  que no existen las cosas imposibles. Y queda super bonito, pero es una mentira más grande que el cinturón de Falete (juro que no odio a Falete). Las cosas imposibles existen, lo que no existe es el estado perpetuo de imposibilidad. Me explico en el siguiente párrafo, porque vaya frasecita, eh?

Lo que quiero decir con tal afirmación es que lo que hoy es imposible, mañana puede ser posible, o incluso una realidad. Que oye, hace no tanto pensábamos que la Tierra era plana, y ahora mandamos a un tío a la estratosfera a tirarse para abajo, o a un robot para que nos diga si podremos ir a Marte cuando nuestro planeta se canse definitivamente de nosotros. Y oye, que la Duquesa de Alba se ha casado! Y sinceramente, yo hace 5 años no la veía de tronista de Mujeres, Hombres, y bicepberza precisamente.. En definitiva, que hay cosas que, por definición, son imposibles, pero esa definición espera a que alguien coja borra y lápiz, y la convierta en posible. 

Lo siento, lo he intentado, pero no he podido evitar la tentación. Es decir la palabra imposible, y se me viene la imagen a la cabeza. Os hablo de El Barco, una serie que se está ganando poco a poco el número uno en mi lista de éxitos, humorísticamente hablando. Me vais a permitir abrir un pequeño paréntesis para hacer pública mi opinión sobre los primeros capítulos de la tercera temporada de esta serie tan real. Por si no la veis, os cuento. Resulta que, después de seguir a un pato por medio océano (SI, UN PATO), los tripulantes del barco llegan a una luz. (SI, EL PATO VENÍA DE UNA LUZ). Y claro, como buenos españoles, son desconfiados, y dicen: a ver si va a ser una trampa, pensemos una solución. Y como buenos españoles, la solución que se les ocurre es defenderse con palos. (SI; CON PALOS). Organizan un "ejército" de bailarines con palos, encabezados por un cura francotirador. Claro que si. La serie es un homenaje perfecto a la absurdidad. Cerramos paréntesis. 

Volviendo al concepto de imposibilidad, os voy a dejar un mini texto que escribí en mi época de colaborador en una página web llamada tuenti, hace un año y pico (de pato). Se llama "Segundos Voladores", y cuando lo leáis entenderéis el título. Habla de unos segundos voladores que me enseñaron un día (y me siguen enseñando) que hasta las cosas que más imposibles consideras, pueden darte una sorpresa en cualquier momento. La imposibilidad puede esfumarse de repente, pero siempre con ayuda. Se puede intentar cambiar, pero solo si se quiere de verdad. Y si alguien confía en que puedes llegar a hacerlo. Puede que, gracias a cosas como los segundos voladores, te des cuenta de que, solo, las cosas parecen más imposibles. Puede que hoy, encontrar alguien con quien aniquilar la imposibilidad, sea la mejor posibilidad. 

"Segundos Voladores"

Al principio cuesta verlo. Empiezas a sospechar, pero te lo niegas a ti mismo. Tus sospechas crecen cuando la miras a los ojos, y los demás ojos empiezan a parecerte mediocres. Pero te sigue cegando el miedo, el miedo a lo inesperado. Luego te sientes raro al sonreír como un gilipollas viendo sus fotos, pero todavía no. Y es que no te das cuenta hasta que te descubres imaginándola en cualquier sitio, cuando hasta la canción más tonta te habla de ella, o cuando los segundos vuelan cuando está a tu lado. Entonces lo sabes, y ya no hay vuelta atrás. Y el miedo, esta vez a perderla, te recuerda que hay cosas que no pasan porque no tienen que pasar. Pero tú también sabes que esta.. no es una de ellas.


Sed buenos!



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